A mediados del mes de septiembre comienza el periodo reproductivo del ciervo, dando lugar al fenómeno de la berrea. Poco después, incluso llegando a solaparse, es el turno de los gamos, que «roncan» en vez de berrear. Ambos acontecimientos, que fisiológicamente funcionan de manera similar, pueden escucharse (y contemplarse con algo de suerte) en el entorno de la Serranía conquense.
Aunque en zonas del sur de España ya haya comenzado, en la provincia de Cuenca suele coincidir con la segunda mitad de septiembre y con las fiestas de San Mateo, como recuerda Jaime Rodríguez, investigador y divulgador científico especializado en la naturaleza y guía de Ecoturismo Cuenca.
Teniendo en cuenta la duración normal de este periodo reproductivo, Rodriguez considera que se podrá escuchar la berrea seguramente hasta la primera semana de octubre. Lo malo de la temporada de este año, reconoce, es probable que las hembras hayan llegado desnutridas. «Necesitan estar fuertes y sanas para quedarse embarazadas, pero venimos de un verano muy seco y la comida de estos animales ha sido muy pobre, escasa y de baja calidad. Hasta que no llueva y se regeneren los pastos las hembras no engordarán», explica.
Esto, continúa, puede tener consecuencias tanto en el inicio de la berrea como en su intensidad: «No todas las hembras van a entrar en celo a la misma vez, y eso significa que los machos se van a repartir mucho por distintas zonas». En definitiva, este año será una berrea larga en el tiempo más floja, con probabilidad de no escuchar nada en zonas habituales.
En la Serranía conquense hay diversos puntos para poder escuchar la berrea en montes de titularidad municipal. Por ejemplo y aunque haya muchos más, se puede encontrar en el entorno del Cerviñuelo, la Fuente de la «Tía Perra», el monte de Pie Pajarón y la zona de la halconera, el «triángulo» entre Uña, Huélamo y Tragacete, el valle del río Valdemeca (incluso desde el pueblo), o en Palancares y Tierra Muerta. Como truco, Rodríguez recomienda buscar zonas cercanas a pastos y agua.
Pero también advierte que, en estas zonas, suele reunirse demasiada gente que no respeta el entorno ni al resto de espectadores, pudiendo estropear la experiencia. Además, los animales, al estar acostumbrados a la actividad humana tanto de senderismo, caza o el paso de carreteras, suelen limitar su actividad a horas puntuales del día, como son la madrugada (entre las 6:30 y las 9:00 horas) o el atardecer (entre las 19:00 y las 21:30 horas).
Por estos motivos Rodríguez recomienda contar con empresas expertas para disfrutar la berrea «al máximo». Y no solo por el silencio o la elección de zonas donde habrá actividad animal de manera asegurada, ya que se hace en entornos controlados alejados de toda actividad cinegética y humana en general. Si no también porque, por ejemplo en el caso de Ecoturismo Cuenca, acompañan la escucha con una «charla interpretativa en la que contamos cómo funcionan la berrea y la ronca, explicamos sus vicisitudes fisiológicas y el comportamiento de los animales. Así la gente no solo escucha, también comprenden».