Castilla-La Mancha es un ejemplo paradigmático de cómo los electores cambian de partido en función del ámbito territorial de los comicios. Ya sucedía en tiempos de José Bono y José María Aznar y lo mismo pasa con Emiliano García-Page y Alberto Núñez Feijóo. Las mayorías socialistas en las autonómicas se convierten en victorias populares en las generales.
Este 23J el PP ha sido el partido más votado en Castilla-La Mancha con 444.770 sufragios, un 38,96%. El PSOE ha obtenido 389.751, un 34,14%. Han subido doce puntos y uno respectivamente en comparación con noviembre de 2019. Vox es tercera fuerza con 203.108 papeletas (17,79%) y Sumar se ha quedado en 83.627 (7,32%).
Para los populares son 10 de los 21 diputados en liza en la comunidad, tres más de los que tenía. Los ha conseguido a costa del PSOE, que baja de 9 a 8 al convertirse en segunda fuerza, y de Vox, que pierde dos y se queda en tres. En Albacete ha habido empate a dos actas entre populares y socialistas. En Ciudad Real el reparto ha sido 2 PP, 2 PSOE y uno Vox. En Guadalajara han logrado representación los tres partidos con un 1-1-1 y en Toledo también con un 3 PP, 2 PSOE y 1 Vox. En Cuenca el PP se ha quedado con 2 actas y el PSOE con 1.
Senado
El vuelco en el Senado ha sido todavía más pronunciado, con 15 asientos de territorios castellanomanchegos para el Partido Popular (tenía 9) y 5 para el PSOE (venía de tener 11). En todas las provincias el reparto ha sido de 3-1 a favor de los populares.
