Enfermeras ‘rastreadoras’, pieza clave para acorralar y erradicar el coronavirus

Mar Gómez y Montse Gascón forman parte del equipo de once profesionales sanitarias que se encargan en la provincia de Cuenca de hacer del diagnóstico precoz la mejor arma para combatir la propagación de la COVID-19

Imagen del equipo de rastreadoras de Cuenca en el hospital Virgen de la Luz (Foto: SESCAM)

El diagnóstico precoz es la clave. Once profesionales de la enfermería se encargan, desde el pasado 11 de mayo, de detectar el virus lo antes posible para frenar su expansión y erradicarlo en lo posible. En menos de un mes de funcionamiento, el equipo de enfermeras rastreadoras de la provincia de Cuenca han introducido a cerca de 400 pacientes en el circuito para la petición de PCRs. Resaltan, sin embargo, que el primer eslabón al que hay que acudir en el caso de sospecha es el médico de familia. En estos momentos, Atención Primaria retoma el testigo a la Atención Hospitalaria en la lucha contra el coronavirus.

Mar Gómez Santillana, facultativo de Medicina Preventiva y responsable del equipo, destaca que la experiencia adquirida durante estos meses de crisis sanitaria ha servido para definir el régimen de prioridades y los protocolos más adecuados para combatir la pandemia. «Cuando un paciente sintomático acude a Atención Primera es valorado por el médico…Siempre hemos hablado de la sintomatología típica de fiebre, tos y falta de aire pero se ha comprobado, a través de la experiencia de estos meses, que hay otros síntomas como la diarrea, pérdida de olfato, gusto…». A partir de ese momento, el médico de familia realiza una encuesta epidemiológica «que nos pasa a nosotros, el Servicio de Medicina Preventiva analiza esa encuesta, comprueba que se trata de un paciente que cumple con las características de esta estrategia del diagnóstico precoz para evitar la propagación del virus y nos ponemos en marcha a la hora de organizar la petición de la PCR, que es la prueba que detecta la carga viral. Lo que pretendemos es que el paso de este caso sospechoso que tiene el médico de familia a un caso confirmado por esta prueba de PCR se haga lo más rápido posible. Intentamos tener un caso confirmado en un periodo de 48 o 72 horas como máximo». 

El combate diario contra la COVID-19 durante dos meses ha servido para agilizar los procesos. «Recogemos todas las peticiones de PCRs de todos los pacientes sospechosos que nos envían los médicos de familia y, al día siguiente, están hechas por parte de dos unidades móviles que tiene la Gerencia de Cuenca. Posteriormente, otras 24 horas más, se tarda en hacer la determinación. De tal manera que, con 48-72 horas, tenemos a un paciente que pasa de un caso sospechoso a caso confirmado. Evidentemente, previamente el médico de familia ante la sospecha ya lo ha puesto en aislamiento».

Este es el punto a partir del cual la labor de las enfermeras rastreadoras cobra especial protagonismo. «Cuando el caso se confirma, las rastreadoras se ponen a hacer el estudio de contactos. Se hace una vigilancia activa con una encuesta telefónica y un seguimiento continuo a través de una relación cordial, empática, tranquilizadora, formadora…y les van preguntado la temperatura, si tiene sítomas …y en el supuesto caso de que este caso, que era asintomático, comience con sintomatología sospechosa, lo introducimos de nuevo en la cadena de casos sospechosos y comenzamos de nuevo el procedimiento pidiendo una PCR». Gómez apunta que este servicio comenzó con cinco profesionales, una cifra que ha ido aumentando de forma progresiva. «De todas formas, es un número dinámico que se va adaptando a las necesidades reales».

«La actitud general es de colaboración. Eso ayuda mucho»

Montse Gascón, coordinadora del equipo, señala que su principal labor se central en la elaboración de la encuesta epidemiológica y en el seguimiento de contactos de cada caso. «Hay buena predisposición por parte de todo el mundo. De primeras, sí que se asustan porque no saben qué va a pasar, si hay que hacer pruebas, cuáles,…Lo primero que hay que hacer es tranquilizar y ver la evolución. No tiene sentido otra cosa. Hacer una vigilancia estrecha en esos catorce días que puede ser el periodo en el que pueden comenzar los síntomas. A pesar de ese susto inicial, la actitud es de colaboración. Eso ayuda mucho».

Una vez detectado un caso en Atención Primaria «enviamos una agenda para que al día siguiente, como muy tarde, puedan ir alguna de las dos unidades móviles para hacerle la prueba en su domicilio. Actuamos como si ese paciente sospechoso fuese positivo, para evitar riesgos, y se queda en aislamiento hasta la prueba. Si sale positivo, pasa a ser caso confirmado y hacemos un seguimiento de sus contactos estrechos que normalmente son los convivientes, cuidadores… Hay que tener en cuenta que tienen que estar más de 15 minutos expuestos, sin barreras de protección»

El seguimiento de los «contactos estrechos» es una de las tareas sensibles a las que se enfrentan a diario. «Con estos contactos hacemos un seguimiento e intentamos averiguar si hay alguien más a quien podamos investigar. Si ese conviviente es asintomático le haremos un seguimiento telefónico en esos catorce días. Como mínimo hablaremos con él en cuatro ocasiones explicándole las medidas higiénico-sanitarias, dudas, le pediremos que anote su temperatura dos veces al día… Si en esos catorce días aparecen síntomas, le decimos que hable con el médico de familia y pasaría al inicio del circuito como caso sospechoso».