Andoni Sierra debuta este año como director artístico de la Semana de Música Religiosa de Cuenca y lo hace en una edición significativa, nada menos que la sexagésima. Dejados atrás los problemas económicos que han acuciado al festival desde hace años, Sierra plante una programación que, en sus propias palabras, “recupera la esencia” de un acontecimiento que es estandarte de la cultura conquense y que ocupa un lugar destacado en el panorama de la música clásica en España.
El lunes presentaban la sexagésima edición de la Semana de Música Religiosa de Cuenca. Ya solamente decir esa cifra es algo que impone, 60 ediciones de un festival muestran a las claras la importancia de este evento cultural, claramente el más longevo e importante de los que se celebran en la ciudad de Cuenca.
Sí, sin duda que un festival de música sacra cumpla 60 ediciones realmente muestra que hay una historia muy importante, que hay una trayectoria que marca, son los años, el prestigio y el nombre que ha tenido fuera de Cuenca y que sigue teniendo, y que a pesar de las vicisitudes por las que ha pasado estos últimos años sigue siendo una plaza a la que los músicos quieren acudir, una cita a la que las grandes agrupaciones no quieren faltar.
Me hablaba de vicisitudes que ha pasado el festival en estos últimos años, esas vicisitudes que han hecho incluso peligrar la continuidad de la Semana. ¿Me dice que ya están solventadas al cien por cien?
Hasta donde yo sé todas las deudas que existían están pagadas, todas las facturas están pagadas, por lo cual es una noticia extraordinaria, porque es un punto de partida ideal para esta edición. Han sido muchos años de restricciones, de tener que apretar el cinturón y, como ya decía yo en alguna otra declaración, es tiempo ahora para construir racionalmente, no gastar a lo loco para que el festival pueda cumplir otros 60 años, pero con tranquilidad. Y si el público responde y se vuelve a recuperar este espíritu por estar orgullosos de un festival como este, yo creo que puede ir creciendo.
Es un punto de partida perfecto el que me ha tocado a mí, un momento dulce que espero poder aprovechar y espero poder gestionar bien para que esto vaya a mejor. Siempre con los pies en el suelo, siendo realistas, trabajando con prudencia y nunca, nunca, nunca gastando más de lo que se puede.
¿Qué duración tiene su contrato como director artístico de la SMR?
Mi contrato son dos años más un tercero prorrogable, lo que la evolución de los hechos vaya marcando.
Entramos ya en materia de lo que es la edición de este año. Lo primero que me gustaría es que me la definiera.
El año pasado mi colega Daniel Broncano creo que titulaba la edición como la del reencuentro con el público. Un título muy acertado y que le venía bien a una gran parte de los festivales de arte, no sólo en España, sino a nivel mundial. Entonces, jugando un poco con eso, me preguntaba hace unos días un colega de un festival francés cómo titularía yo esta edición de la Semana, y yo le decía que podría ser un poco el reencuentro con la esencia del festival, al menos de un festival tal y como entiendo yo un festival de música sacra, en el que la columna vertebral, por supuesto, ha de ser la música sacra y que, si puede ser, sea una propuesta coherente con los tiempos litúrgicos para la que está compuesta. Esa coherencia es para darle una unidad y un empaque que creo que es necesario a la hora de presentar al público un festival de estas características.
“Es un punto de partida perfecto el que me ha tocado a mí, un momento dulce que espero poder aprovechar y espero poder gestionar bien para que esto vaya a mejor”
Van a ser, si no me equivoco, 16 conciertos.
Sí, son 16 conciertos entre los cuales hay uno que es un concierto de campanas y otro que es más una proyección de un proyecto que se llama Luz, muy interesante, que presenta dos mediometrajes y que se hará el Jueves Santo. El resto son ya conciertos en formato más pequeño o más grande y que abarcan 12 siglos de música religiosa.
Utilizaba en la presentación la expresión de reencontrarse con la esencia. El año pasado se diseñó un festival con un concepto distinto del que había sido tradicional en la Semana de Música Religiosa, con incursiones en determinados estilos musicales que antes no se habían tocado. ¿Ese reencontrarse con la esencia de que hablaba va en la dirección de volver a lo que ha sido tradicionalmente la Semana de Música Religiosa en cuanto a los conciertos y géneros que se ofrecen?.
No cabe duda que la programación que yo he propuesto es una programación que va mucho más en la línea de las programaciones tradicionales del festival que lo que se hizo el año pasado. Dicho esto, lo he repetido también bastantes veces, no seré yo quien critique la labor de estos dos predecesores míos a quienes les ha tocado un tiempo de restricciones y limitaciones y que bastante hicieron con sacar adelante el festival con las limitaciones presupuestarias o sanitarias, incluso. Cada director pone su sello y es cierto que el que yo quiero imprimir enlaza más con lo que ha sido la SMR tradicional de siempre.
Ahora, yo también quisiera darle una vuelta al concepto de la programación y es por eso que planteo una SMR temática. Este año es María Mater Christi, en la que, por medio de esta elección, por medio de poner una temática como eje vertebrador, procuro que la programación tenga una especial coherencia.
Este año, como en ediciones anteriores, la SMR va a salir fuera de la ciudad de Cuenca y, concretamente, se va a desplazar a tres localidades de la provincia. Una muy cercana y muy tradicional como es Arcas, con su magnífica iglesia románica, que ha sido muchas veces sede del festival, otra es Belmonte y su colegiata, y por último la iglesia parroquial de Cardenete.
La Semana se financia con fondos del Ayuntamiento, de la Diputación, de la Junta y del Ministerio, aparte de las empresas que patrocinan, y si hay fondos de la Diputación, de impuestos que pagan todos los conquenses de la provincia, creo que tienen también derecho a que la Semana vaya a algunos pueblos, aparte de que al mismo tiempo estamos poniendo en valor espacios tan maravillosos como la colegiata de Belmonte o el maravilloso órgano de la iglesia de Cardenete. Es decir, se trata de construir entre todos procurando servir este producto cultural al máximo número de conquenses, provincia incluida.
La Catedral de Cuenca no figura este año entre los escenarios de la SMR. ¿Cuál es la razón?
Es una cuestión de temperatura. Me preguntaron en la rueda de prensa, y les dije que según los registros que se tienen, en estas fechas la temperatura ronda los 10 grados. Es una temperatura absolutamente imposible para hacer música en condiciones, pero no es un problema que afecte solamente a los músicos, es que el público que asiste a la media hora está deseando salir.
Vamos a hablar del programa, de los conciertos. Sería un poco farragoso ir detallando concierto por concierto, así que le voy a pedir un poco de síntesis y que me destacara cuáles son, en su opinión, los conciertos más señalados, los que uno no se debe perder en esta edición de la Semana de Música Religiosa.
Mucho me pide, porque cuando uno hace una programación los conciertos son como sus pequeñas criaturas, y destacar uno por encima de otro es difícil, parece que estás haciendo de menos al resto. Pero, bueno, en la parte sinfónico-coral voy a ser arriesgado y animaría al público muy mucho a que asistiera a la Pasión según San Lucas de Penderecki. Es música del siglo XX, música atonal en su mayor parte, pero verdaderamente es toda una experiencia poder vivir en directo la interpretación de esta pieza, que es casi como un thriller. Y respecto al resto de los conciertos, Stile Antico es un grupo de polifonía maravilloso.
Me decía antes que la programación abarca 12 siglos de música. ¿Qué periodos y estilos musicales incluye?
Grosso modo tenemos música de la Edad Media, que sonará en Arcas, del Renacimiento, que sonará con el grupo Stile Antico, barroca, que sonará en el concierto inaugural de Los Músicos de Su Alteza, con la recuperación del patrimonio catedralicio, y con la Orquesta Barroca de Sevilla, música clásica, con Haydn, que sonará con la Philarmonia de Galicia. Tenemos música romántica, que sonará con Eduardo Fernández y con la Orquesta de la Radiotelevisión Española, música del siglo XX, que sonará con Penderecki y tenemos música del XXI con el estreno que también protagonizarán la Orquesta y Coro de la RTVE.
“En la parte sinfónico-coral voy a ser arriesgado y animaría al público muy mucho a que asistiera a la Pasión según San Lucas de Penderecki”
Me ha llamado la atención de la programación que tradicionalmente siempre había una gran obra de Bach, la misa en Si menor o una de las Pasiones y este año ninguna de estas obras figura en el programa. No sé si es un cambio de rumbo dentro de la programación o usted tiene pensado volver a esas obras que tan habituales han sido en la programación de la SMR.
Si hay alguna persona en este país que sea defensor de la obra de Bach, ese soy yo. Una Pasión según San Mateo, una Pasión según San Juan es algo tan absolutamente maravilloso que cabría siempre, pero el tema es, ¿tiene sentido programar por enésima vez la Pasión según San Mateo o la Pasión según San Juan cuando hay obras maestras que no han sido programadas nunca y que pueden conferir una personalidad más marcada al festival? Yo he optado por mostrar obras maestras que son poco habituales, porque me parece que enriquecen más la trayectoria del festival.
¿Esta es una programación para iniciados o para especialistas en música clásica?
Yo quiero que sea una programación que despierte la curiosidad y el interés del público, que sirva tanto a los que son grandes entendidos como que sirva para el gran público. De hecho, salvo la obra de Penderecki, que, por decirlo así, es una música dura, el resto de obras son de escucha muy amena, muy fácil. La música de Haydn es amable, es clara, es limpia. La música de Dvorak, el Stabat Mater, que es la pieza principal del concierto del Miércoles Santo, es una delicia, son unas melodías muy fáciles de entender, unas armonías profundas pero al mismo tiempo comprensibles.
Las músicas de Biber o de William Byrd quizá no sean muy conocidas, pero cuando las escuchen y cierren los ojos verán que es una música que se puede entender, que se puede disfrutar sin ser un gran conocedor.
Me ha dicho que afortunadamente se ha encontrado con una SMR saneada. ¿Qué presupuesto tiene para este año la Semana de Música Religiosa, Andoni?
Yo le puedo decir el presupuesto que se utiliza para pagar cachés, para poner los conciertos en escena, que son aproximadamente 340.000 euros.
Gente que sabe mucho más que yo de este mundo de la música me dice que con 350.000 euros no se pueden hacer milagros, y menos si se quieren traer grandes nombres. ¿Está muy limitado por ese presupuesto?
Le voy a ser muy sincero y muy claro, hay nombres de artistas de primera fila cuyos cachés realmente resultan excesivos. Una cosa que tengo clara es que hay que buscar la excelencia, pero sin tirar el dinero por la ventana. ¿Merece la pena traer un grupo de primerísima línea para hacer la Pasión según San Mateo que te va a cobrar 120 ó 150.000 euros, con lo cual te desaparece la mitad del presupuesto casi? No, realmente creo que no, creo que hay que gestionar el dinero con sentido común y que esos precios que en un tiempo se pagaron no se deben pagar.
Claro, si a ti te sobra el dinero puedes permitirte ese lujo, pero es que ocurre otra cosa, además, que muchos de esos nombres estelares exigen unas fechas concretas y esas fechas muchas veces se escapan de las fechas buenas, es decir, a mí si me dicen que hay que pagar por una Pasión según San Mateo que va a interpretarse el Jueves Santo o el Viernes Santo pues igual me lo puedo pensar, pero si encima te imponen que tiene que ser no sé cuántos días antes, días que no se corresponden con los tiempos para las que fueron escritas, entonces se están juntando ya muchas razones para decir no.
Tampoco le quiero poner en un brete, ¿pero nos tenemos que resignar a que nombres como Robert King, como Harry Christophers, como Marc Minkowski, como los Tallis Scholars, como el Colegio Vocal de Gante o artistas de ese nivel ya no vuelvan a la Semana, o es algo que usted tiene en mente?
Bueno, si se puede, si entran en fechas y entran en presupuestos, no tendré ningún problema en que vuelvan, faltaría más, estaría encantado. Para que quede claro lo que decía ahora, hay que conseguir que sean los grupos quienes quieran ir a Cuenca, no puede ser que Cuenca esté al dictado y bajo el mandato o la tiranía, casi se podría decir, de quienes quieren imponer presupuestos elevadísimos y fechas malas.
Le quería preguntar también por las fechas, porque en Cuenca siempre ha habido el debate de la coincidencia de la Semana de Música Religiosa con el momento más importante de la ciudad a lo largo del año, que es la Semana Santa. Resulta muy difícil compaginar para los conquenses la participación en la Semana Santa, que es algo muy tradicional y arraigado aquí, con la presencia y la asistencia a determinados conciertos. ¿Cómo ve usted esa convivencia entre la Semana Santa y la Semana de Música Religiosa?
Es un debate que viene de tiempo atrás. Si a mí me preguntan cuándo hay que hacer el festival, por las características de la programación que normalmente se espera de él, yo digo que tiene que ir en la Semana Santa. Si a mí me preguntan cómo sería más fácil organizarlo diría que mucho más fácil la semana previa a la Semana Santa. Pero es algo que no puedo decidir yo, tiene que tenerse claro qué es lo que se quiere, pero es mucho más fácil a nivel de todo. La semana previa las agrupaciones están mucho más libres, la semana previa la ocupación hotelera es mucho más sencilla de gestionar. La semana previa te permite contar con gente que la siguiente no va a estar, pero por contra te sales de lo que son los días propios de la Semana Santa y no sé si eso se entendería.
En otras programaciones se optó por reforzar mucho los conciertos de los sábados, tanto el Sábado de Pasión como el Sábado Santo. E incluso, hace ya bastantes años, se adelantó el festival a la semana anterior, creo que siendo Pablo López de Osaba el director de la semana, pero fue una experiencia que por lo que fuera no terminó de cuadrar y se volvió a las fechas originarias, algo que siempre supone un problema en una ciudad que vive tan intensamente la Semana Santa.
Es una cuestión muy seria la que plantea y, como bien ha dicho, López de Osaba movió las fechas. Ahora, ¿lo entendería la gente? No lo sé. Pero es que queremos todo, queremos que esté en la Semana Santa, por otra parte queremos que no colisione con las procesiones, queremos que vengan los más grandes, es como un bucle muy difícil. Llega un momento en el que hay que tirar por una línea. Un festival puede ser un festival con una gran personalidad, con una gran calidad y no tener que ser en los formatos grandes ni tiene por qué tener los más grandes nombres de la actualidad. La grandeza de un festival está en que el producto sea de calidad, que el producto sea coherente y que la propuesta sea sólida. Eso es, para mí al menos, lo verdaderamente importante. Y quizá hay que pensar, para facilitar las cosas, en formatos más pequeños en los días más importantes. Lo que pasa es que esta sexagésima edición se quería que fuera lucida, porque además es lógico, y vienen propuestas grandes para esos días. Pero igual hay que darle una vuelta a eso. Porque creo que lo del tema del cambio de fechas es algo que no acabaría de entenderlo mucha gente.
¿Qué espera de esta primera edición que va a dirigir?
El sueño de todos los responsables de programación es que haya una inmensa asistencia de público. Ese por supuesto lo tengo. Pero además, y tan importante como eso, me parece que es que el público salga verdaderamente emocionado de las propuestas, que la música llegue a los corazones de todos aquellos que se acerquen, sean entendidos o menos entendidos, y que después de haber pasado por un concierto a uno le quede un pozo de una experiencia especial. Ese sería mi sueño.