Este miércoles, 5 de octubre, con motivo del Día Internacional de las Personas de Edad, Cruz Roja celebraba en Cuenca un acto conmemorativo para animar y aplaudir «el esfuerzo que este colectivo está haciendo por volver a salir a la calle y participar de la actividad social, tras el fuerte impacto psicológico y el deterioro físico e intelectual que para las personas mayores han supuesto estos años de pandemia».
La gala ha estado conducida por la periodista Mª Carmen Linuesa, y ha contado con las actuaciones del músico y humorista Jesús Arenas, Arrójate-Escuela de Danza Aérea y Héctor Café, que han contribuido a fomentar ese ambiente de fiesta y alegría que la Organización Humanitaria pretendía conseguir, ofreciendo desde el escenario el arte de su danza, música y, sobre todo, humor.
Durante el evento, el presidente provincial de Cruz Roja en Cuenca, Pedro Roca, ha subrayado que «la Organización Humanitaria ha redoblado esfuerzos para volver a incentivar las ganas por salir de casa, realizar actividades en grupo y tejer, nuevamente, esos círculos sociales de apoyo que la pandemia había interrumpido», al tiempo que ha señalado, «llegamos más lejos y a más gente gracias a esa capacidad que tiene Cruz Roja de aunar voluntades para dar respuesta a quienes más lo necesita. Este año, estamos atendiendo a más personas y en más municipios gracias a los acuerdos firmados con el Ayuntamiento de Cuenca y el Gobierno regional, este último, para atender a personas mayores en Viviendas y Centros de Mayores de toda la provincia».
El acto se ha cerrado con un baile a cargo del equipo técnico y las personas voluntarias del Área de Mayores de Cruz Roja, a modo de homenaje a las personas de edad que participan en los programas que la Organización desarrolla en la provincia.
El acto, que se ha celebrado en el Teatro Auditorio José Luis Perales, ha contado con la presencia de unas doscientas personas mayores de diferentes localidades de la provincia de Cuenca y con la presencia de la delegada provincial de Igualdad, Lourdes Luna; la concejala de Sociales, Esther Barrios, y el presidente local de Cruz Roja en Cuenca, José Ángel Palacios.
Según el último Boletín de Vulnerabilidad Social realizado por Cruz Roja acerca de la situación de las personas mayores atendidas en el contexto de la crisis de la COVID-19, las personas mayores atendidas por Cruz Roja se encuentran en una situación mucho más vulnerable que el conjunto de la población mayor; los hogares en riesgo de pobreza y exclusión social son el 66,2%: un 5,7% tiene dificultades para hacer frente al pago de la vivienda o los suministros, y el 4,3% no puede permitirse tomar alimentos con proteínas tres veces en semana. La pobreza energética afecta al 14,6%.
Se trata de un problema estructural especialmente asociado a las reducidas pensiones, bien no contributivas, o bien de jubilación que reciben, lo que les coloca en situación de vulnerabilidad en un contexto en el que se incrementa el coste de vida, especialmente en lo que respecta a los insumos del hogar y la alimentación.
Especialmente vulnerables al impacto de la pandemia han sido las personas mayores con pensiones no contributivas o de viudedad que han tenido que afrontar gastos relacionados con medidas de protección ante la enfermedad y al encarecimiento de la cesta de la compra, al tiempo que ayudaban a hijos e hijas con problemas de desempleo; el personal de Cruz Roja ha llegado a calificar estos casos como situaciones límite.
Cerca del 10% han ayudado económicamente a otras personas, principalmente, hijos e hijas, pero también a personas de su entorno que experimentaban dificultades económicas en el contexto de la pandemia.
Las mujeres son mayoría entre las personas que viven solas (78,5%) y entre las que declaran tener dificultades para llegar a fin de mes (76,4%). Según los distintos parámetros analizados, la situación de las mujeres mayores atendidas por Cruz Roja es de mayor vulnerabilidad que la de los varones, tanto en lo que respecta a la salud física y psicológica como a la situación socioeconómica o a los problemas de accesibilidad.
Las secuelas en la salud y la salud emocional
El 62,4% de las personas encuestadas ha afirmado tener un estado de salud regular, malo o muy malo, y un 22,9% señala que éste ha empeorado tras la pandemia.
El 44,9% afirma haber sufrido mucho con la suspensión y reducción de las consultas médicas, y un 44,5% afirma haber experimentado un considerable deterioro del estado físico, y un 44,4% ha sentido soledad y aislamiento, y un 44,9% angustia y preocupación.
El miedo a los contagios y la enfermedad (cerca del 51%) ha actuado como factor de aislamiento y marginación, incluso cuando las medidas se fueron relajando.
Más de la mitad de las personas mayores atendidas por Cruz Roja viven solas; el 55,6% afirma que se trata de una elección personal, y es mucho más frecuente entre las mujeres, y aún más entre las mayores de 80 años, que se convierte en el tipo de hogar mayoritario (62,7%).
El sentimiento de soledad es mucho más frecuente entre las personas mayores que viven solas, entre las cuales afecta a un 37,2% y, sobre todo, entre quienes no han elegido vivir en soledad, para las que la tasa alcanza el 48%. Las personas que antes del confinamiento ejercían un envejecimiento activo, acostumbradas a socializar, han experimentado un cambio radical en sus vidas que, en algunos casos, les ha conducido a una depresión.
Además, en algunos casos también han tenido que superar en soledad duelos por la pérdida de un ser querido, la angustia, el miedo por la situación, o tristeza y dolor.
Tras la peor parte de la COVID-19, el 26,9% experimentan fatiga pandémica, especialmente debido a la saturación informativa.
Cruz Roja impulsa el valor de las mujeres y hombres mayores
En estrecha vinculación con los resultados obtenidos en este estudio, Cruz Roja también pone en marcha la campaña de sensibilización ‘SER MayorES’ sobre el valor de las personas mayores en la sociedad, en la que se desmontan estereotipos que aún existen sobre las mujeres y hombres mayores para tener una imagen distinta del envejecimiento. Con esta acción se pretende hacer mirar a la sociedad al futuro con mayor optimismo, fomentando entornos inclusivos.