La peatonalización de la calle de Los Tintes se puso en marcha este lunes 5 de septiembre tras semanas de labor informativa. La medida incluye modificaciones como el cambio de sentido en la calle Doctor Galíndez, que pasa a ser de salida hacia Calderón de la Barca, y que el acceso al barrio de Tiradores por calle Azafranes en dirección Puerta de Valencia es exclusivo para residentes. Vecinos y comerciantes de la ciudad muestran opiniones encontradas sobre la medida, pero la mayoría coincide en señalar la falta de nueva señalética que informe sobre los cambios.
Al pasear por la calle de Los Tintes en el segundo día de vigencia de la medida no se percibe gran diferencia respecto a cualquier otra mañana de martes. Algunos paseantes, el habitual goteo de coches, y un camión de reparto estacionado que suministra a los establecimientos de la zona. Un transeúnte afirma que “todavía no he visto las señalizaciones pertinentes” y añade que “deben estar mal, o la gente no se ha enterado, o no miran las señales, porque siguen pasando coches con bastante frecuencia”.
Con él coinciden otros vecinos como Elena, que señala que “siguen pasando coches, y todos no creo que sean residentes”. Y Juan defiende que la señalización “sigue igual”, ya que “en ningún momento dice que sea solo para residentes, como parece ser que lo quieren hacer”. Otro paseante observa “que aquí el tráfico sigue igual” y asume, respecto a su aplicación, “que tardarán unos días en hacerlo”.
Tamara, que regenta el bar Las Turbas, situado frente al cruce entre Calderón de la Barca y Doctor Galíndez, apunta que “la única diferencia que hemos notado es que bajan coches igualmente y que hay mogollón de peleas”. Además, destaca que “la mayoría de la gente todavía no se ha enterado que han hecho cambio de sentido, y como estamos todos acostumbrados a bajar por ahí, ni siquiera se fijan en las señales”. Bajo su punto de vista, “deberían haber puesto una patrulla ahí para los primeros días, por lo menos, para informar a la gente y controlar el tráfico”.
Con ella coincide Isabel, encargada de una tienda al otro lado de la calle, que valora positivamente la labor informativa previa, pero que echa en falta un figura de mayor “autoridad”, como un agente de movilidad. Manifiesta que “todavía la gente no lo ha asimilado” y opina que “va a seguir siendo un embudo”.
Otro de los trabajadores a los que afecta la medida es Xabi, encargado de suministrar mercancías con su camión a los establecimientos de la zona. Aunque considera que puede afectar al flujo de tráfico, cree que “habrá que darle tiempo”. Y respecto a medidas similares en otras zonas, afirma: “Carretería está mejor que antes porque tienes un horario, se adapta la gente de los comercios y nosotros a un horario, y está bastante mejor”.
En cuanto a la puesta en marcha de la medida, hay opiniones diversas. Manuela, vecina de la zona, pide que “den alternativas para la gente que viene de Calderón de la Barca para que tengan acceso”. Y Alba señala que “es una calle muy transitada y parte la ciudad en dos”. Pedro, en cambio, aprueba la filosofía de la medida, pero critica su aplicación concreta: “peatonalizar los cascos me parece bien, pero con conocimiento y ahí se ha hecho sin conocimiento”.
Por su parte Juan manifiesta que, pese a las carencias en señalización, “una calle peatonal es buena idea”. Y Ángel abunda en esta idea: “es una medida acertada, porque todo lo que sea peatonal en el centro de Cuenca es adecuado”.