Ha sido el paso de la historia el que ha ido marcando el carácter y la vida de las personas que han asentado en un territorio concreto. Así muchos de los escudos heráldicos que presentan las localidades de la provincia tienen una antigüedad que se remonta al siglo XVI o XVII, mientras que otras localidades presentan blasones menos antiguos, por ejemplo, el de Villarta se aprobó oficialmente el 25 de octubre de 2011.
Cada uno muestra características particulares asociadas a la historia del municipio, bien a su fundación, su pertenencia a algún señorío o marquesado, o un evento histórico importante acontecido en la localidad. Existen casos como en Casasimarro, donde se puede apreciar un elemento tan vinculante con el pueblo como la guitarra.
A pesar de estas señas de identidad propias de cada pueblo, existen elementos comunes en la mayoría de escudos, la forma y que suelen estar ‘coronados’. Existen excepciones en toda la provincia, como pueden ser los casos de San Clemente o Minglanilla, pero destacamos dos; el escudo de Tarancón, que reposa en pergamino de oro junto a la Cruz de Santiago; y el escudo de Sisante, único en la provincia al estar coronado por un símbolo que no corresponde a las coronas reales, ducales, marquesales, ni de reconocimiento de villa oficiales. El origen de este escudo se remontaría a las señas heráldicas de una familia pudiente de la localidad que finalmente representaría al pueblo por completo.
Dentro de los blasones que si comparten características en la provincia -por ejemplo, el escudo de Cuenca y Quintanar del Rey mantienen el mismo contorno, solo se diferencian por el contenido-, se pueden encontrar escudos con distintas coronas, o directamente sin corona, sin embargo, todo esto tiene una explicación.
A pesar de que los escudos de armas tienen su origen antes el propio Imperio Romano, y que hay localidades que los poseen desde hace siglos, la obligación de que las localidades contaran con su propia heráldica procede de 1837, cuando se abolieron los señoríos y se obligó a todas las poblaciones a dotarse de un escudo municipal. Entre la Real Academia Española de la Historia y el Ministerio de la Gobernación aprobaron en serie las propuestas de escudos que recibían para marcar unos parámetros comunes y legales.
Con el paso del tiempo, las localidades fueron adquiriendo su propia identidad con escudo y bandera propia, aunque en nuestros días hay localidades que siguen aprobando ahora sus banderas, cómo por ejemplo Iniesta.
En el caso de las heráldicas que no presentan corona, Mira y Almodóvar del Pinar en la provincia, hace referencia a localidades con símbolos relativamente nuevos, y que decidieron no presentar este símbolo real.
En el caso de los que sí presentan corona podemos apreciar diferencias. La mayoría presenta Corona Real de España, que viene a simbolizar que la localidad en cuestión «se ha distinguido por su peculiaridad en el sentimiento castellano y español, además de monárquico». A lo largo de toda la heráldica conquense se reproduce en su mayoría la Corona Real, tanto en su formato cerrado, como en su formato abierto. En muchas localidades se refleja la misma corona, pero con ligeras variaciones, pero al final es el mismo símbolo que según el lugar se ha modificado ligeramente hasta presentarse como se hace hoy en día. Por ejemplo, en Villarta se muestran unos colores en la corona, distintos a los que se pueden apreciar en la de Cuenca por ejemplo. O en la heráldica de Valverde del Júcar, la corona aparece con acabado más redondeado, pero representa lo mismo.
En otros escudos podemos encontrar coronas similares a la real española abierta pero que viene a representar un marquesado o un ducado. Se diferencia de la antigua Corona Real abierta en que no lleva perlas interpoladas sobre las puntas de oro que van entre los florones. En este ejemplo nos encontraríamos el escudo de Belmonte.
Muy parecido a este se encuentra la corona que hace referencia a la asociación de una localidad de un marquesado. Esto lo podemos encontrar en los escudos de Las Valeras, Ledaña y dentro del blasón de Quintanar, asociados históricamente al Marquesado de Villena. La corona es idéntica a la del ducado, pero con cuatro florones, intercalados por doce puntas de oro distribuidas de tres en tres, la central de cada tres va sumada de tres perlas.