Durante la primera semana de las fechas navideñas, del 20 al 26 de diciembre, se diagnosticaron en la provincia de Cuenca 1.345 infecciones del coronavirus SARS-CoV-2, un 161,6% más que durante la semana anterior, tal como consta en la información difundida por la Consejería de Sanidad. El verbo usado, diagnosticar, es en esta ocasión especialmente preciso ya que la presión sobre atención primaria, la disminución de rastreos, los autotest y los nuevos protocolos están provocando que como, ya ocurriera en la primera ola, un número relevante pero indeterminado de contagios queden sin confirmar o fuera del radar del registro oficial. También hay que tener en cuenta los retrasos en la notificación que se vienen produciendo en los últimos informes.
El rápido crecimiento ha supuesto que, aun ciñéndose únicamente a los datos de las autoridades sanitarias, en apenas siete días se hayan contagiado en territorio conquense más personas que habitantes tiene Villar de Olalla. O que, si se amplia el horizonte semanal a los últimos catorce días, el número de positivos se equipare al de empadronados en Belmonte. En dos semanas se ha infectado de coronavirus casi el 1% de toda la población provincial.
La capital conquense, que ha multiplicado por cuatro los guarismos de la semana previa, encabeza el listado de casos absolutos. 437 frente a 118. También sobrepasa el centenar Tarancón, que sube de 30 a 132. Motilla del Palancar con 83, Iniesta con 56, San Clemente con 54 y Mota del Cuervo con 51 presentan también elevados contingentes de afectados.
Significativas incidencias en relación a su población también las de Villanueva de la Jara, Campillo de Altobuey, Honrubia y Casasimarro.
Hay también algunos ejemplos de bajadas, pero son los menos. Las excepciones se dan en puntos como Sisante, donde cuentan 16 casos por 24 de la semana anterior o El Herrumblar, 10 frente a 15.
De 59 municipios conquenses con al menos un caso diagnosticado se ha pasado a 112 en una semana, casi el doble, si bien hay todavía una mayoría de términos (126) que se libraron del avance de la sexta ola que impulsa la variante ómicron. Casi todos son de reducido tamaño demográfico, por debajo de los 300 habitantes.
La incidencia acumulada a catorce días se sitúa en 948 casos por 100.000 habitantes en el conjunto de la provincia, lo que se encuadra en «riesgo muy alto» o «alerta 4», el nivel más alto de los establecidos por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas.