El mes de noviembre cerró en la provincia de Cuenca con dos muertes por COVID, 34 menos que las que hubo hace un año. Así se extrae de los datos compartidos por la Consejería de Sanidad, donde se dieron a conocer dos muertes en todo el mes, pasando de 570 a 572 víctimas mortales del virus en la provincia según sus registros.
Más de 40 días estuvo la provincia conquense sin contabilizar ninguna muerte por coronavirus. Según las autoridades sanitarias de Castilla-La Mancha, la anterior defunción de un infectado de SARS-CoV-2 se había producido el 30 de septiembre, y tras permanecer todo el mes de octubre sin decesos, el lunes 15 de noviembre fue comunicada la muerte, correspondiendo al fin de semana inmediatamente anterior.
La segunda muerte de noviembre en la provincia fue comunicada por la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha durante la misma semana, concretamente el viernes 19, y tras haber fallecido durante la jornada anterior.
El contador de fallecidos se sitúa por tanto en la provincia conquense en 572 desde marzo del año 2020, eso sí, atendiendo siempre a las estadísticas del Gobierno regional. La cifra real podría ser incluso mayor debido al bajo diagnóstico de casos sobre todo en la llegada de la pandemia, tal y como recopilan otras fuentes como el Instituto Nacional de Estadística y el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.
El dato de dos muertes en noviembre es muy lejano a las 36 que hubo en el mismo mes del año pasado, y se sitúa en cifras similares a las que hubo entre la cuarta y la quinta ola de COVID.
La pandemia continúa su camino, eso sí, con una gran parte de la población vacunada -el 76,64% con la pauta completa en la región castellano-manchega. Los principales hitos por resolver a corto plazo serán el impacto que pueda causar la llegada de la variante ómicron a España y acometer la vacunación de menores de entre 5 y 12 años en Castilla-La Mancha.