A pesar de los repuntes, la ciudad de Cuenca resiste con un volumen de casos por debajo de los datos del verano. O, por ser estrictamente rigurosos, resistió al menos hasta el lapso del 15 al 21 de noviembre, que es de cuando datan las cifras desglosadas por municipios más recientes ofrecidas por la Consejería de Sanidad. Durante ese periodo se contabilizaron en el municipio 23 nuevos positivos, diez más que la semana anterior. Todavía por debajo de los datos de prácticamente todo el verano -con la excepción del comienzo- y de su quinta ola. La cantidad de infecciones es incluso inferior a la registrada a medidados de octubre y supone un tercio de la que había por las mismas fechas del año pasado.
Es muy posible, no obstante, que sea el comienzo de una escalada de mayor envergadura. Así se puede inferir de las cifras diarias que ha ido facilitando la Consejería desde este lunes, que son de ámbito provincial y muestran un incremento constante respecto al periodo anterior.
La incidencia acumulada a catorce días sube más de siete puntos, de 58,5 casos por 100.000 habitantes a 65,9. En los recién actualizados criterios de la Comisión de Salud Pública, más laxos que los anteriores, esos números se traducen como «riesgo bajo», el más leve de los cuatro niveles de alerta establecidos.
A siete días la incidencia se queda en 42,10 casos por 100.000 habitantes, que para el nuevo «semáforo COVID», lo que también implica «riesgo bajo», pero ya muy próximo a la barrera de 50 que da paso al «medio».