Keiko Mataki: «Cuando Okano y yo nos veíamos con Zóbel, intentaba hablar japonés. Era muy simpático»

Entrevista con Keiko Mataki, artista y comisaria de dos exposiciones en la Fundación Antonio Pérez

Keiko Mataki llegó a Cuenca hace prácticamente medio siglo. Aquí conoció al también artista japonés Kozo Okano, con el que convivió hasta su fallecimiento en 2003. Mataki no solo se ha dedicado a la pintura y a la obra gráfica, también ha diseñado espacios urbanísticos como es la Plaza Taiyo en el Parque de los Príncipes. Ahora, veinte años después del fallecimiento de Okano, ha comisariado junto al crítico de arte Alfonso de la Torre dos exposiciones en sendas sedes de la Fundación Antonio Pérez: ‘Keiko Mataki. Espacio Infinito, 無窮の空間’ [Obra estampada 1974 – 2004] en San Clemente y ‘Kozo Okano. Esa otra (y extraña) belleza もうひとつの美’ [Obras 1968 – 2002] en Cuenca, ambas abiertas al público hasta el 19 de septiembre.

-Usted es la comisaria de ambas exposiciones. ¿Qué ofrece el espacio de la Fundación Antonio Pérez a la hora de organizar una exposición? ¿Qué tiene este este museo no tengan otros?
El motivo de esta exposición es hacer un homenaje a Kozo Okano tras 20 años de su fallecimiento. Y antes, la sala en la que está la exposición no tenía tablas, era solo roca. A Okano no le gustaba mucho poner su obra encima de roca, pero esta vez, casualmente está preparado con tablas blancas, y por ese motivo elegí exponer aquí.

-¿Y la de San Clemente?
Allí es todo obra gráfica mía. Yo expuse aquí hace años, está el cartel en la entrada. Y ya no pude hacerlo una segunda vez, y en San Clemente estaba pendiente de hacer una exposición de obra gráfica. Dos veces cogí fecha, pero por mis problemas de ir a Japón las suspendí. Esta vez estaba pendiente de hacer, aparte, la exposición de Okano. No esperaba hacerlas al mismo tiempo, eso fue idea de Alfonso de la Torre que dijo que por qué no hacía las dos. Parecía mucho, pero es una idea, cómo se dice… curiosa.

-Eso también tenía intención de preguntar: ¿Por qué hacer las dos al mismo tiempo? ¿Ha sido intencionado o simplemente casualidad?
No, no es casual, fue idea de Alfonso.

-¿Cómo está organizada esta exposición?
Hace diez años ya hice un homenaje. Y la mayoría de cuadros me los llevé a Japón. Entonces ahora faltaba obra y se las pedí prestadas a las personas que las tenían. Pero la mayoría de gente también está muerta ya. Tenía que consultar a sus hijos e hijas, que son desconocidos para mí. Algunos han dicho que no y algunos sí. La mitad de gente ha dicho no, porque dicen “es mía, mía, no voy a soltarla”, pero la otra mitad de la gente sí que aceptó. Y hemos colgado como una época antigua.

«Estoy pendiente de recibir un músico japonés para hacer un acto final en la exposición»

-¿Cómo se decide qué poner en cada sala?
La primera es, materialmente, más bien enfocando el óleo, la segunda es tabla y papel original, y la tercera es entrando ya en obra gráfica: serigrafía, imprenta…

-Pregunto lo mismo para la de San Clemente. ¿Cómo se ha organizado? ¿Cómo se decide?
Ahí yo ya tenía un plan, porque en San Clemente es solo obra gráfica. Aquí ya he presentado mi pintura y, anteriormente, en San Clemente presenté mis libros hace años también. Faltaba exponer la obra gráfica. Serigrafía, litografía… yo tenía obra gráfica que he hecho durante 50 años y ahora tengo la ocasión de presentar. Es una pena que está lejos y no tiene una comunicación muy fácil. Entonces, quien tenga la idea de venir de Madrid, hay que dormir una noche para ir a las dos. Quiero que la gente también vea la de San Clemente, aunque sea tarde y esté lejos. Está hasta final de septiembre. Se puede buscar un paseo, pasar la noche. Hacer una excursión por La Mancha, de vino, ajo y queso…

-Ya ha comentado que en la exposición de San Clemente hay obra gráfica. Pero, más concretamente, ¿qué podemos encontrar?
Grabados; la plancha de aguafuerte más grande que he hecho; una serigrafía, también de casi como tres metros y otra de dos metros; litografía de piedra, que hace años tuve ocasión de hacer; una serie de litografías; tallas de madera; y una carpeta también que hice manual. Y una presentación que hay desde 1994 hasta 2024.

-¿Y aquí en la de Cuenca qué obras hay?
En la tercera sala también hay serigrafía que hizo Okano y yo ayudé a elegir los colores. También hay grabado. En las otras dos es todo obra única. En la primera todo óleo. También estoy pendiente de, al final de esta exposición, recibir un músico japonés para hacer un acto final. Pero todavía no tenemos fecha.

-También hemos visto que hay un vídeo de unos diez minutos. ¿Está solo en Cuenca o también en San Clemente?
Como se llama ‘Uno más Una en Cuenca’ está en los dos sitios. En él sale la casa en la que vivíamos Okano y yo. Ahora la mantengo yo igual que antes. Y si me pasa algo a mí, la casa se quedará, así que me apetecía hacer un recuerdo de la casa. Elegí que aparezca la época en la que florecen las rosas, quería presentar también lo que es esta época. Es casual que la exposición sea en una fecha casi parecida. Cuando lo quise presentar, hace unos cinco años, elegimos mayo para presentarlo, pero no pudimos hacerlo por el Coronavirus. Hay vídeos y fotos de la casa, de Okano trabajando y también después del accidente, salgo yo, también en el proyecto de la Plaza Taiyo de Cuenca y en un puente que diseñé en mi pueblo natal. Y acaba con un amigo cantando flamenco en japonés, que eso está gustando mucho.

«Okano decía que el material y el tamaño no importan, sólo conseguir arte dentro del espacio»

-En ‘Espacio Infinito’ hay obras que van desde el año 1974 al 2024. ¿Cómo evoluciona la visión de un artista en ese tiempo?
No sé… Yo misma es muy difícil decir. En mi caso yo trabajo donde sea, eso es una ventaja. También, cualquier material me interesa, no tengo manías ni nada fijo. Normalmente hago pintura, pero a veces me caían trabajos grandes de urbanismo, y siempre aprovechaba cada año para hacer obra gráfica. Entonces, si un día encontraba un taller de serigrafía, hacía serigrafía. Si no, otras veces hacía grabados. O sea que el material cambia.

-Me refería a algo más mental. Es decir, ¿ha cambiado los temas que quiere representar o siguen igual?
No tengo un tema. Cada año, cada momento que cogiendo inspiración diferente. Este año, por ejemplo, hay muchas series de sombras, y la gente me preguntaba “¿Por qué sombras?”, pero es que antes de las sombras hice mucho tema de luz, y antes el Sol, y antes el universo. Me gusta coger de a poco la imagen del universo.

-¿Qué diferencia hay, entonces, entre sus primeras obras que se pueden ver ahora expuestas en Clemente y las últimas?
Por ejemplo, en San Clemente la primera obra que se ve es figurativa. Hay una obra de una manzana un poco cubista, no está pintada como una manzana real, es como una imagen de una manzana. Luego también hay personajes. Lo último ya tiene por título ‘Sombra’. Pero también es algo intermedio, dice “forma de sombra”. Y claro, la forma de la sombra cambia mucho, entonces lo cojo solo como título. “Charla de sombras”, “de sombra en sombra”, hay una sombra como si fuera humana… Estoy creando sobre esa idea.

-La misma pregunta para la exposición de Okano aquí en Cuenca: ¿Qué diferencia hay entre el Okano de 1968 y el de 2002?
Bueno, primero materialmente. Cuando era joven pintaba en óleo, y hacia el final ya no. No por nada, yo creía que lo hacía por su salud, pero él siempre decía que el material y el tamaño no importan, sólo conseguir el arte dentro del espacio. Eso lo decía mucho, entonces tampoco buscaba solo un material.

-Y también lo mismo mentalmente: ¿Qué diferencia podría haber de motivos a representar, de los temas…?
Según recuerdo lo que él decía, es un poco difícil. El cogía un lienzo, empezaba con una mancha y después jugaba con el espacio. Pero lo hacía con el material tenso, entonces al tocar se deshacía. Quería llevar la composición y la colocación del espacio al tope. Eso me acuerdo que decía.

«Yo trabajo donde sea y cualquier material me interesa, no tengo manías ni nada fijo»

-Ya sé que esta pregunta se la han hecho más más veces a los dos, pero nunca está de más recordarlo: ¿De todos los sitios del mundo, por qué Cuenca?
Okano tuvo la ocasión de conocer a Zóbel y le invitó a venir a Cuenca. Y, según dejó escrito sobre Cuenca, decía que él estaba muy contento. Había ocasión de conocer a sober y que invitaba a venir a Cuenca y según ha dejado escrito de sobre Cuenca que él estaba muy contento. Después encontró esta casa y también quedó contento con ella, porque al principio tenía la intención de volver a Japón, pero tuvo la ocasión de comprar la casa. En mi caso, yo conocí la ciudad antes que a Okano. Me gustaba Cuenca como algo casual, como una turista nada más. No estaba muy contenta en Madrid; estaba en la Facultad de San Fernando y me sentía… No sabía por qué había venido a Madrid. Estaba en una época de búsqueda, así que viajé. No solo a Cuenca, a otros sitios. Pero me gustaba Cuenca, aunque no podía venir fácilmente: el autobús tardaba como unas tres horas. Alquilé una casa aquí dos o tres veces antes de conocer a Okano. Y, cuando empecé a vivir aquí, oí sobre un japonés que vivía aquí, y años después nos conocíamos.
Aunque no esté Okano, me gusta la ciudad. Si Cuenca se cambia mucho sería otra cosa que, a lo mejor, para mí sería un problema. Pero como sigue igual, a lo mejor por eso puedo estar.

-Justamente eso iba a preguntar. ¿En todo este tiempo la ciudad ha cambiado algo? ¿Ha cambiado su percepción de Cuenca?
Cuando digo que no ha cambiado nada quiero decir el espacio. El paisaje, la mayoría del Casco Antiguo… Eso no ha cambiado mucho. Claro que sí hay muchas cosas que han cambiado, porque cuando llegué veía a las ovejas pasear siempre al otro lado de la Hoz. Eso ya no está. Hay cosas que ya no. Pero la mayoría sí, como el ambiente. El clima tampoco, aunque está cambiando mundialmente y hay más calor, antes hacía más frío en Cuenca. Hay un refrán que dice: “tres meses invierno, nueve meses infierno”. Pero como ha cambiado el clima mundialmente, ahora se está mejor.

-Físicamente, la forma no ha cambiado, pero ¿ha cambiado la sociedad conquense y española? ¿Sigue teniendo la misma percepción de su arte y de la cultura japonesa?
El tema del campo del arte no es solo de Cuenca. Mundialmente ha cambiado mucho. No digo que sea bueno ni malo. Entró mucha clase de arte, por ejemplo el cómic, el manga. Fotografía, vídeo… No hay mucha frontera, y eso me parece bien. En la época de mis estudios había más separación.

-Ha comentado que Okano conoció a Fernando Zóbel ¿Qué influencia pudo tener conocer a Zóbel con expandir la obra de Okano?
Yo creo que no hay influencia. Hay gente que se ve como un enlace oriental. Por ejemplo Zóbel, cuando nos veíamos, intentaba hablar japonés, aunque no lo hablaba. Era muy simpático y muy agradable. Entonces siempre intentaba hablar japonés y tener una relación, lazos con Japón. Y yo creo que tenía también corazón, una forma de ser educada. Tenía una relación enfocando algo como oriental.